¿Cómo ahorrar dinero en tu factura de la luz este verano?

Cada vez somos más conscientes de la importancia de optimizar nuestro consumo eléctrico. Ya sea por motivos de sostenibilidad ambiental, porque buscamos reducir el importe de nuestra factura de la luz o por ambos, nunca tanto se ha hablado como ahora de encontrar medidas que nos hagan ahorrar y disminuir nuestro consumo.

Los meses de verano suelen ser los meses en los que las facturas de la luz se disparan, principalmente por el uso de los aires acondicionados. Todos repetimos ciertos hábitos que más que responder a una realidad necesaria, pueden ser una costumbre, un acto inconsciente que quizás no nos aporta nada bueno. Pequeños cambios en nuestros hábitos como acostumbrarnos a apagar la luz de la habitación al salir, utilizar bombillas de bajo consumo o cambiar electrodomésticos antiguos que demandan mucha potencia energética, pueden hacerte ahorrar una cantidad de dinero que repetida en el tiempo mes a mes, puede ser significativa.

Llevar a cabo medidas de ahorro también te va a traer satisfacción personal ya que cuando lo hacemos sentimos que podemos tener capacidad de acción ante las situaciones que se nos presenten y darles la vuelta en la medida de lo posible.

USO CONTROLADO DEL AIRE ACONDICIONADO

Las últimas estadísticas reflejan que en los hogares españoles el gasto energético más alto es el de la climatización. Tanto el aire acondicionado como la calefacción suponen el 50% del gasto total, quedando por encima del gasto en agua caliente y el resto de electrodomésticos. Excedernos un mes en el uso de cualquiera de ellos puede traernos un buen disgusto cuando nos llegue la siguiente factura. En los días más calurosos de verano puedes proteger tu casa o tu lugar de vacaciones del calor bajando las persianas durante el día, de esa forma la temperatura en el interior no llegará a ser tan alta y no necesitarás utilizar el aire acondicionado tanto tiempo para luego bajarla.

Otra de las medidas con respecto al aire acondicionado es tratar de concentrar el aire en la estancia que estés usando, cerrando las puertas de las demás estancias. Recuerda que a pesar del calor lo saludable es no excederse con temperaturas muy bajas dentro de casa para evitar un choque muy grande cuando salgamos al exterior. Podemos ajustar la temperatura para que no esté demasiado frío, un rango de 23-25 grados es suficiente para mantener un ambiente fresco y también esto hará que no consumamos tanta energía.

Apagar las luces cuando salgamos de las habitaciones y hacer uso de lámparas de bajo consumo cuando ya se acerque la hora de irnos a descansar, no sólo hará que nuestro consumo se reduzca sino que nos ayudará a ir preparando nuestro cuerpo para quedarnos dormidos antes, ya que la luz afecta directamente a la hormona que inhibe el sueño.

Lo que va a influir mucho en que la temperatura generada por el aire acondicionado se mantenga va a ser lo aislada que esté la vivienda. Tanto las ventanas como las puertas si están mal selladas, pueden permitir la entrada del aire caliente y que a su vez el aire frío salga. A veces se puede solucionar mediante algo tan sencillo como sellando con silicona las juntas. Si la instalación es muy antigua podemos evaluar si nos conviene cambiarlas.

Para las noches de verano un buen ventilador siempre es una buena opción. Se puede colocar en lugares estratégicos de la casa para mantener el aire en circulación. Además su uso es mucho menos invasivo que el aire acondicionado que no es conveniente mantener encendido durante muchas horas seguidas.

También pequeños cambios como desenchufar nuestros dispositivos electrónicos cuando no los estamos usando o apagarlos cuando estén en modo espera, son gestos que nos ayudan a ahorrar. Optar por el uso de bombillas LED nos hace ahorrar en nuestra factura con la ventaja añadida de que no emiten tanto calor como las otras y en los meses de verano se agradece.